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jueves, 19 de abril de 2012

RENACIMIENTO


Contexto histórico
El momento histórico al cual pertenece el Renacimiento fue  una compleja transición entre dos épocas que por mucho tiempo ha sobrellevado el calificativo de "corte o ruptura",  permitiendo así,  establecer una noción de cambio. Sin embargo, esta noción de cambio histórico puede enfocarse en el marco de una larga continuidad de transformaciones que fueron produciéndose en el transcurso de la Baja Edad Media.  Se asiste de esta manera al renacimiento de las ciudades, al renacimiento del comercio, a las innovaciones tecnológicas, a la era de las roturaciones, al siglo de las corporaciones, a la expansión europea, al resurgimiento del Estado. Poco a poco el feudalismo entraba en crisis; poco a poco un sistema capitalista ascendía. El siglo XlV, de peste, hambre y  guerra" aceleró este proceso de hundimiento y significó el paso definitivo hacia la consolidación de un nuevo sistema. Las transformaciones ocurridas durante estos siglos  no fueron funcionales con  la teoría de las tres órdenes; el modelo no coincidía con la realidad concreta del desarrollo económico que comenzó a fines del siglo Xl: la estratificación social se hizo mas compleja, se estimuló el impulso a la iniciativa personal -la esperanza de la promoción individual-. En estos marcos se hacía necesario construir nuevas imágenes, nuevos esquemas: el gótico, el caballero, el amor cortés por ejemplo.


Los efectos nocivos y perjudiciales a primera vista causados por las hambrunas y la peste negra  no fueron sino los últimos disparadores que se necesitaba para poder comenzar el total desprendimiento de los elementos feudales: liberalización campesinado, reorganización comercial, fin vínculo corporativo, nuevos centros manufactureros, nuevas técnicas comerciales, nobleza cortesana. Así el Renacimiento comercial y el urbano respondían a un rápido proceso de recuperación de la "crisis" basado y estimulado por todos estos "avances".
El desarrollo urbano y el florecimiento de las relaciones comerciales  se gestaron a partir de las Cruzadas, moldearon durante la "baja Edad Media" : los ejes comerciales de la Hansa y de las ciudades italianas; el desarrollo comercial y financiero así como el despegue claro de un nuevo sector social: la burguesía. Un nuevo espíritu se venía gestando. La misma consolidación de Estados bajo Monarquías Nacionales en la búsqueda de centralización  del poder político pondría de manifiesto el advenimiento del absolutismo y el mapa moderno europeo se configuraría en una realidad más próxima.

En  Italia, península  avanzada económica y socialmente por su organización en las ciudades abiertas, y enriquecida por el comercio europeo a lo largo de toda la Edad Media, en el siglo XV , el renacimieto madura sus formas por sus contactos. A lo largo de toda la Edad Media, Italia mantuvo una supervivencia de los elementos clásicos, y dotó de una personalidad diferente a los estilos europeos (románico, gótico) que llegaban a su suelo interpretándolos siempre con un cierto clasicismo de proporciones y estilos. Es por tanto viable fijar una exacta para la aparición del Renacimiento en Italia. Por el contrario, en el resto de Europa puede señalarse con toda precisión el momento en el que irrumpen las nuevas formas maduras de Italia. Así, el Renacimiento surge al contacto con lo italiano en torno a 1490- 1500, cuando en Italia ya se ha realizado mucho de lo más significativo del estilo.


Renacimiento y Humanismo
 Para Panosfky, el renacimiento “(...) se mantuvo unido a la edad media y la herencia de la antigüedad clásica no llegó a perderse, existiendo movimientos renovadores antes de la gran renovación, que culminaría en la época de los Médicis. El mundo antiguo, aunque deformado, estuvo presente y no se perdió durante la Edad Media, y así en contraste con la variedad de renacimientos medievales, este renacimiento significó un cambio permanente (...) [que] terminaron por provocar la aparición de un nuevo tipo de hombre, la concepción de un nuevo tipo de artista (...)”.
Por su parte, Arnold Husser señala: “(...) cuanto hay de caprichoso en la separación que se acostumbra a hacer de la edad media y la moderna, y cuan indeciso es el concepto de Renacimiento cuando se advierte la dificultad para encuadrar en una u otra categoría figuras como Petrarca, Boccaccio, Gentile Da Fabiano (...), si se quiere Dante y Giotto pertenecen ya al Renacimiento, y Shakespeare y Moliere todavía a la Edad media

Los grandes pilares de la ruptura, o de la renovación son varios: el más llamativo es el Humanismo como nuevo enfoque de la visión teocrática de la sociedad y el cosmos hacia el papel central del hombre y sus actos.  Los humanistas confían en la inteligencia y en la razón,  están interesados en el estudio del universo y de la naturaleza. La anatomía del hombre fue objeto de cuidadoso estudio por parte de científicos, que dibujan uno a uno sus descubrimientos. La maestría necesaria para estos dibujos confundió con frecuencia el papel del científico con el del pintor, que adquiere por eso una relevancia inusitada hasta ese momento. Un pintor, además, debía de tener hondos conocimientos de mitología, historia y teología para estar capacitado en la representación decorosa de las historias que había de narrar. Este volver a centrarse en lo humano no significa en un abandono de lo divino; al contrario, lo divino es revisado desde la perspectiva humana para dotarlo de una mayor significación: Dios trata de hacerse inteligible a la razón humana, en vez de limitarlo a la emoción de la fe.

En opinión de Panofsky  el Renacimiento “(...) no sería otra cosa  que el ejemplo más famoso  y espectacular  de un renacer de la cultura que coincide y se desarrolla paralelamente a una renovación de la cultura clásica (...). Debemos  admitir que el gran renacimiento no fue tan único ni tan decisivo como se ha venido creyendo; que el contraste de culturas  no hubo se ser forzosamente tan acusado como lo pensaban los humanistas, (...) dentro de la Edad Media se dieron algunos movimientos de renovación intelectual que participaron del mismo carácter del movimiento del siglo XV. No existe ninguna línea divisoria entre una cultura medieval y una renacentista”.
Vemos entonces que –y aquí también seguimos a Panosfky- “(...) a partir de los siglos XI y XII el arte medieval hizo asimilable la antigüedad clásica por vía, por así decirlo, de descomposición. Correspondió al renacimiento italiano la tarea de re-integrar los elementos separados. El arte renacentista no sólo puso fin a la paradójica práctica medieval de restringir la forma clásica a temas no clásicos, sino que rompió además el monopolio que la arquitectura y la escultura mantenían sobre la estilización clasicista”.

Desde el renacimiento, la antigüedad ha estado siempre presente lA cultura occidental, vive en las matemáticas, en las ciencias naturales, en los teatros, los cines, etc..; cabe decir que no fue el único renacimiento de la historia europea occidental, ya que habrían existido diferentes movimientos renovadores, durante el medioevo, como ser: la renovatio carolingia, el renacimiento otoniano, el proto-renacimiento y el proto-humanismo. Todos ellos trataron de recuperar en algún sentido a la antigüedad, pero es durante el renacimiento italiano de los siglos XV y XVI donde se empezó a contemplar el pasado clásico desde concepciones espaciales y ópticas nuevas.
Según Alcaide y Checa “(....) Las transformaciones fueron más profundas y radicales en el campo de la cultura, donde se produce una disociación sin traumas entre Cristianismo y cultura laica, debido a que esta cultura nueva no es anticristiana. (...) es una emancipación con respecto al monopolio cultural ejercido secularmente por la Iglesia, pero lo que no cambia son toda una serie de creencias tradicionales de carácter religioso que sirven de justificación (...) al nuevo sistema”.

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